Varias veces he pensado en dejar el libro por lo lenta que transcurría la trama y por abarcar tantos temas políticos que no me suscitaban interés, pero una vez terminado puedo decir que la historia me ha gustado bastante. En resumen, narra la vida de una familia judía marcada por las persecuciones y desgracias que esta comunidad ha sufrido durante la Historia Contemporánea. Su autora está muy bien documentada, de manera que con este libro, además de conseguir entretenimiento, se aprende y comprende el porqué del conflicto entre Israel y Palestina. Cabe destacar que se mantiene un punto de vista objetivo y empático hacia ambos bandos, pues se muestra la realidad de cada uno, y que se hace una crítica sobre los prejuicios que separan a las personas por tener creencias religiosas diferentes precisamente en una ciudad santa para judíos, musulmanes y cristianos, cosa que me ha parecido muy interesante y necesaria. Como punto negativo he de decir que la literatura de la primera mitad del libro me ha parecido muy pobre: hay saltos narrativos inconexos y demasiados diálogos que no transmiten sensaciones ni transportan al interior de la historia, se abusa de los puntos suspensivos y del "bueno", y se repiten innecesariamente explicaciones ya dadas y resabidas. Noté que comenzaba a cambiar en la época de la Segunda Guerra Mundial, que fue donde verdaderamente me enganché al libro y cuando cogí cariño a algunos personajes. A propósito de esto, comencé odiando a Dina, la notaba cargada de prejuicios y terquedad, muy echada a la antigua, pero terminó siendo uno de los mejores personajes. Algo parecido me pasó con Samuel, un egoísta que solo pensaba en sí mismo hasta que se cuenta cómo pasó sus últimos años. También me gustaron Mohamed y Ezequiel porque me parecieron muy sensatos y nada reaccionarios. Sin embargo, la que no me gustó de principio a fin fue Marian. ¡Ojo con ella! Volveré a leer a Julia Navarro.
hace 2 años
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