BELLA DEL SEÑOR

BELLA DEL SEÑOR COHEN, ALBERT

Portada de BELLA DEL SEÑOR
Nota media 7,46 Muy bueno 24 votos 2 críticas

Resumen

Bella del Señor es una de las cumbres novelísticas de nuestro siglo, obra de Albert Cohen, un autor inclasificable y desconcertante que ha sido comparado con Shakespeare, Proust, Musil, Céline y Charlie Chaplin. Situada en Ginebra y en Francia, en 1936, en una época en que el antisemitismo alcanza en Alemania su paroxismo, Bella del Señor relata, con lirismo romántico unido a una ironía feroz, la relación exasperada entre Solal, judío, alto funcionario de la Sociedad de las Naciones, y Ariane, la aristócrata aria casada con un subordinado de Solal, desde su encuentro hasta la agonía final, pasando por la conquista, la pasión y la implacable degradación de los sentimientos. Para combatir la saciedad, los amantes recurren a todos los medios: celos retrospectivos, humillaciones morales y todas las recetas eróticas: este libro de amor es también un retrato de los horrores de la carne. Tanto por el análisis de los celos como por el relato de la seducción o por su pesimismo radical, casi metafísico, respecto al mito del amor puro, Albert Cohen, en esta búsqueda del Absoluto a través del amor, nos ha dejado páginas que pertenecen ya a la leyenda y que durante largo tiempo continuarán forjando la sensibilidad de lectores y lectoras.

2 Críticas de los lectores

1

Tras las 80 primeras páginas no ha conseguido engancharme (ni tan siquiera motivarme a continuar). En esta novela no he encontrado la sinergia historia-lector que voy buscando, y me pareció que este libro fue escrito sin tener en cuenta a sus futuros lectores, sino para propia satisfacción de su autor (es una observación, no una crítica... puesto que no he leído el libro en su totalidad).

hace 7 años
9

Todo es desmedido en esta inmensa novela del griego Albert Cohen. La primera edición de Anagrama, que estaba en todos los quioscos y librerías allá por los 80, tenía una letra tan ínfima que parecía el desfile académico de un hormiguero. La aventura de recorrer sus páginas anticipaba un desgaste ocular propio de la vejez. Pero había que intentarlo. Y todo es superlativo en esta abigarrada narración. Un comienzo confuso, rápidamente se convierte en narración clásica, para luego ralentizarse en escenas sacadas de cualquier novela del XIX. De repente, el humor. La descripción del fantástico palacio de funcionarios, la Sociedad de Naciones, la familia judía recién llegada a Ginebra. Y luego los monólogos incomprensibles, los detallistas, los demoledores. Y el amor. Primero rutinario, vacío. Luego con el cataclismo de lo inesperado. Pero hay un discurso increíble que rinde a la damisela para siempre. No encaja. Pero no importa. La novela ya ha arrancado con el explosivo despegar de un cohete. Irrita, fascina. Y vuelve a arder en las manos, queriendo uno estrellar el tomo inacabable contra cualquier pared. ¡Geniales Comeclavos y familia! Hermosa Ariane, que nunca supo del amor sino femenino…. ¿O tal vez no fue así? El libro se acerca a la obra maestra de un gran creador. No es un 10 redondo, no puede serlo con tanto camino por recorrer, con una historia que se estanca de repente, que declina con el agónico morir de los corazones enamorados… Pero como las majestuosas catedrales góticas rezuma grandiosidad y sobrecogimiento.

hace 9 años