La curiosidad fue el único acicate que empujó a Gertude Bell a recorrer, a finales del siglo XIX, esa Mesopotamia de bestiario y de quimera. Sus experiencias fueron recogidas entonces en el fascinante libro Viaje por las riberas del Eufrates, que hasta ahora había permanecido inédito en España. Al pasearse por las páginas de esta obra, el lector descubre el Oriente legendario, pero también ese convulso Oriente real que Bell describe con la frialdad de un reportero.