James, Lord Kirkland, es dueño de una flota naval, de la mitad de una casa de juegos de Londres y es un espía tremendamente despiadado. No suele permitirse excesos, excepto cuando se trata de la amable e indomable belleza de la que un día fue su mujer. Laurel Herbert entregó su corazón a James desde muy jovencita… hasta que lo vio cometer un acto muy violento delante de ella. Esa misma noche abandonó a su marido, y él la dejó marchar sin protestar. Ahora, diez años después, un encuentro fortuito desata las pasiones y conlleva consecuencias que ninguno puede ignorar. No obstante, mientras ellos intentan reconstruir lo que estaba roto, deberán enfrentarse a enemigos comunes y a un amor muy poco común.