Es una novela corta, de carácter autobiográfico, en la que el autor plasma la angustiosa experiencia de tener que afrontar la propia vida y la suerte de velar por un ser indefenso en perpetuidad, su hijo nacido con una enfermedad mental. El protagonista de la novela y padre del niño es Bird “pájaro”, un apodo que le viene al pelo, ya que representa a un ser quebradizo. Bird es un hombre que convive con los fantasmas de su insatisfecha vida, al mismo tiempo, deberá enfrentarse al shock de tener que decidir sobre la de su pequeño. La historia discurre en los días posteriores al nacimiento del bebé. Durante ese periodo de tiempo Bird será presa de multitud de emociones, dolor, impotencia, culpa…, que lo mantendrán en un abismo personal. Además, su penosa existencia y el hecho de que su mujer ha dado a luz a un niño que no tendrá un desarrollo como los demás, si sobrevive, lo conducirán a un estado apático en relación con el resto del mundo.
Un relato sórdido cuyo estilo crudo y descarnado me ha recordado a autores occidentales, de hecho en las primeras páginas me dio la sensación de estar en el ambiente de una ciudad norteamericana, sino fuera por algunos detalles como la denominación de platos de comida japonesa. Es una lectura para tomar pausadamente, en la que la atmósfera es triste, cargante, por lo que a pesar de tener menos de 200 páginas lleva su tiempo digerir el libro.
Finalmente, en mi opinión, si la mujer de Bird no hubiera actuado como mera espectadora, la historia hubiera sido redonda. Me he quedado con ganas de más en cuanto a los pensamientos de ella respecto a la situación, si bien el autor sabe mostrar la dramática respuesta desde la familia y especialmente la madre de ella.
Es la primera obra que leo de Kenzaburo Oé y no será la última. Muy recomendable, aunque dura.
hace 11 años
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