En 2003 un joven Hernán Migoya entró en la literatura por la puerta del escándalo con Todas putas, publicado por la editorial de Miriam Tey, directora del Instituto de la Mujer. Los custodios de la moral arremetieron contra el libro, su autor y su editora, acusando el volumen de machista y solicitando su retirada de las librerías. Aquel debate obligó a salir en defensa de la libertad de expresión a personajes como Mario Vargas Llosa, Antonio Muñoz Molina, Pere Gimferrer o Elvira Lindo. Diez años después, su autor vuelve a sorprender al público con una edición de Todas putas que pretende ser definitiva e incluye todos los relatos que ha escrito hasta el momento, muchos de ellos ya recopilados en el volumen Putas es poco y otros de ellos aún inéditos en libro. Polemista, ácido, crítico, mordaz, Hernán Migoya, vuelve a intentar remover las conciencias con su mal ejemplo y a demostrar que la literatura también puede sacudir conciencias, reírse de la sociedad y soprender, sobre todo sorprender en momentos donde ya casi nada causa sorpresa.