Resumen

Narración lírica de Juan Ramón Jiménez que recrea poéticamente la vida y muerte del burro Platero y formada por breves capítulos que pueden considerarse poemas en prosa. Este fragmento es el comienzo del libro: “Platero es pequeño, peludo, suave, tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro.” El nombre de Juan Ramón Jiménez (1881-1958) está indisolublemente ligado al título de Platero y yo, que no sólo es su obra más conocida, sino una de las más universales de las letras hispánicas. Y, a pesar de ello, cabe afirmar que Platero y yo ha sido víctima de su éxito popular. El propio Juan Ramón protestaba en vida contra tanta lectura superficial aferrada al sentimentalismo fácil de la anécdota. Richard Cardwell, uno de los primeros especialistas en el gran andaluz universal, autor de una obra decisiva sobre la formación modernista de Juan Ramón Jiménez, explica en la Introducción cuál ha sido la intención básica de aquél y el objetivo que perseguía: la propagación de los grandes ideales de la pedagogía cultural del krausismo. La prosecución de esta guía, sin disminuir el encanto, amplía el interés de la lectura. Porque a la vez que se señalan todos los recursos del arte literario, se nos descubren las verdaderas raíces de la universalidad de un libro tan conmovedor y, en apariencia, tan sencillo.

26 Críticas de los lectores

6

un libro de los primeros que leì ,y que me traen recuerdos inolvidables de la escuela ,un libro muy especial.

hace 14 años
8

Un libro inolvidable de mis primeros años de adolescencia. Bello y sentimental . Jimenez hace que a los que leímos el libro Platero nos quede gravado en la memoria y el corazón.

hace 14 años
7

Sencillo,fresco,bonito,bueno.

hace 15 años
8

Lo leí cuando era muy chica, y me emocionó tanto, que hoy día lo recuerdo.

hace 15 años
8

UN CLASICO, PARA LOS AMANTES DE LA POESIA, MUY BUEN LIBRO

hace 16 años
10

Ve a la librería, o la biblioteca. Consigue un ejemplar lo más sencillo posible, lo menos erudito que puedas, con el mínimo de notas a pie de página que te van a distraer, más que ayudar, en la lectura (y este libro ha de ser de lectura fresca, directa, de comunicación sin intermediarios entre el espíritu del autor y el lector). Elige esa hora del día que para ti resulte mágica, en la que tu sensibilidad esté más despejada (a media tarde, con la luz del sol entrando aún por la ventana, puede valer). Relájate; si no lo consigues, quizá el libro sí que lo haga. Abre el libro por cualquier página. Comienza a leer muuuy despacio, saboreando cada palabra, cada frase, cada metáfora... No, no es una ñoñez; es Poesía; es Belleza; así, con mayúsculas. Chema.

hace 16 años