Palomas eléctricas relata una semana en la vida de unos seres desorientados por la precariedad laboral y emocional, en las postrimerías de una adolescencia alargada hasta la náusea: Andrés es un escritor en ciernes que sueña con escapar a Nueva York, fiel a la máxima romántica de que "el exceso conduce a la sabiduría", mientras sostiene un noviazgo con Verónica entre el optimismo irredento y el fracaso anunciado; Luis compagina su trabajo en una entidad bancaria con la música y su pasión por Vanesa, la niña dinamita; Carlos es un periodista herido por la evidencia de que la mítica profesión ha sido reducida al funcionariado, mientras Lucas trata de guiarle por una forma de hacer periodismo que nadie añora; Carlos vive con Ana, profesora de educación especial; Rosa y Rubén, a punto de casarse, se deleitan en los ascensos empresariales y la compra de electrodomésticos; y Álvaro parapeta sus miedos y su paranoia sexual en la amistad con un indigente… Novela coral, historia poblada de historias, narración urbana y alegoría sin moralejas, Palomas eléctricas es un canto esperanzado y nihilista del siglo xxi. La concesión del Premio Ciudad de Salamanca confirma la trayectoria literaria de Julio Valdeón Blanco, un escritor al que Raúl del Pozo ha comparado con "el mejor Henry Miller"