A inicios de la primavera de 1.945 el mundo entero sabía con certeza que Alemania había perdido la guerra. Sin embargo un hombre se negaba admitir su derrota. Adolf Hitler esperaba un milagro. Un pacto con los aliados occidentales frente a los soviéticos, un arma decisiva que diese un vuelco radical a las hostilidades... Pero ese deseado milagro no se producía. Semanas antes de este anunciado desenlace y poco antes de poner fin a su vida, el Fuhrer desea satisfacer un apremiante deseo. Decide hacer una visita. Se trasladará a Dachau para entrevistarse, en secreto, con un prisionero de aquel Campo de Concentración; George Elser, un carpintero alemán, que a punto estuvo de acabar con su vida al inicio de la guerra, si el atentado que planeó contra él no hubiese fallado por escasos once minutos. Durante el transcurso de una noche, y a solas, ambos se despojaran del papel que a cada uno le otorgó el destino. Ya no serán Adolf Hitler, el Fuhrer, y George Elser, el prisionero. Serán dos hombres que desean hablar.