Demos la palabra al propio Bergman: «Todo ocurre entre un sábado y un domingo de finales de julio, y creo que el niño, Pu, tiene entonces unos ocho años. La familia veranea en una casa con bellísimas vistas sobre campos de brezo, un río y bosques. Son muchos: además de sus padres, están Maj (que cuida de los niños y por la que Pu siente un cariño especial), la vieja cocinera Ellen y una joven amiga de la familia llamada Marianne (de quien está enamorado). Pero es a la hermosa madre a quien Pu quiere por encima de todo, aunque la suya sea una relación compleja. En cambio, al niño le cuesta hacer frente a los repentinos cambios de humor y a la inexplicable brutalidad de su padre. Pese a todo consigue reconciliarse, lo cual les cuesta mucho a los dos. (…) Los padres se pelean con frecuencia. Pero también hay amor, además de tristeza y lágrimas.( …) Para mí estas historias son reales. No me siento capaz de diferenciar lo que en general se considera "normal" de lo que son mis propios sueños y fantasías.