Me ha gustado bastante. La autora tiene una prosa fluída y poética. La parte de su infancia en Zimbabwe es muy interesante y entretenida. Después cuando la protagonista está en América puede resultar un poco más aburrido. Me gusta porque expone ciertos asuntos muy normalizados y que deberían de debatirse más como el paternalismo de las ONGs y su contribución al subdesarrollo o la proliferación de sectas evangélicas. Trata el asunto del VIH endémico en los países del sur de África, y ya en EEUU expone, por un lado el desarraigo al que se ve expuesto el inmigrante africano y, por otro, el estado de alarma y miedo con el que deben vivir los negros en esa América racista y paranoica. Me quedo con el tratamiento de la amistad entre los niños en Zimbabwe y en como evoluciona conforme se impone la distancia y el tiempo. En fin, libro entretenido con pasajes muy buenos, como el breve capítulo dedicado a los emigrantes, es fabuloso, y que si no le pongo todas las estrellas es porque tiene algún capítulo bastante aburrido y porque se echa de menos algo de trama o tensión en la lectura. Recomendable!
hace 5 años