Aunque es una saga, los libros se pueden leer perfectamente de forma independiente, porque la autora nos va poniendo en antecedentes de forma que conocemos lo más básico para seguir el libro.
La protagonista vuelve a ser Candela Luque que vuelve al trabajo después de los episodios del primer libro, lo que le ha granjeado un cierto respeto más por parte de sus jefes, que de todos sus compañeros, que aún siguen siendo reacios a la presencia de la mujer en la policía. Siguen estando Vázquez y Salgado, inmersos en la transformación del cuerpo policial.
El ambiente es muy particular, y a mí me sigue interesando mucho el tema, porque se da en plena transición, con la aprobación de la Constitución, y donde se van eliminando elementos muy enraizados en el Régimen franquista, y los aires de libertad y aperturismo se intentan abrir paso entre las redes profundas de la ideología. Así también podemos ver, está muy bien documentado, los sentimientos nacionalistas, de donde vienen y porqué.
Candela, de origen andaluz, pero de aspecto germánico, tiene un carácter independiente y muy resuelto, por lo que es admirada por sus jefes, y al tener ese cierto carácter de clandestinidad en su trabajo, al ser un experimento, le asignan un asesinato que nadie parece tener mucho interés en resolver, porque se trata de una lesbiana, Mariona, a la cual han encontrado asesinada en un ascensor, y que frecuentaba un pub de ambiente.
En aquellos días ser lesbiana era sinónimo de prostitución y depravación y hasta ese momento habían estado perseguidas.
Candela se infiltrará, junto con su amiga y abogada Julia, en un pub del cual es dueña Manuela, del que se hará asidua, y comenzará a adelantar en la investigación, sencillamente porque tiene y pone interés en resolver el caso y está libre de los prejuicios de sus compañeros, que sencillamente lo ven como un caso de bolleras.
Una nueva incorporación a la comisaría, un joven policía catalán Manel Romeu, al que han desterrado de Madrid, por sus ideas y un enfrentamiento con un superior, se convertirá en su compañero.
Candela se dedicará en cuerpo y alma a resolver este caso, mientras que todo el mundo quiere olvidarse de él. Pero la insistencia de ella llevará a buen puerto la investigación, donde todo el mundo tiene algo que esconder.
Por el camino a la solución al caso, van encontrando un mundo hipócrita que vive de apariencias, en el que la droga está al orden del día, hay una red de prostitución, disfrazada de compañía, corrupción. La misma realidad que se repite hasta el infinito.
Y aprendemos a ver todo lo que ha cambiado en la sociedad y lo que no. Y una vez más tenemos la perspectiva adecuada para saber todo lo que hemos ganado desde aquellos años en cuanto a libertades y actitudes, hasta hoy día.
Y se resuelve el caso.
Y se lee rápido porque engancha, con situaciones creíbles y diálogos bastante ácidos en ocasiones.
hace 10 años
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