Un día de invierno, Anna Kerrigan, una niña de apenas doce años, acompaña a su padre a una mansión de Manhattan Beach, delante del mar, en el barrio neoyorquino de Brooklyn. Su propietario es Dexter Styles, un hombre que ella intuye crucial para la supervivencia de su padre y de su familia. Ese encuentro la marcará para siempre, tanto por la fascinación que le despertará el mar como por el misterio latente que percibe entre los dos hombres. Años más tarde, su padre desaparece sin dar explicaciones y el país entra en guerra. Es un momento de profundas transformaciones en la sociedad norteamericana y en la vida de Anna, una mujer audaz y combativa que trabaja en el astillero naval de Brooklyn —donde se construyen barcos de guerra— realizando las tareas de los hombres, que ahora sirven como soldados en el frente. Anna llega así a convertir en realidad su sueño: ser la primera mujer buzo de su época, sumergirse en las profundidades marinas y participar en las reparaciones de los buques de combate. Una noche, al volver del trabajo, se topa con Dexter en un club nocturno y, poco a poco, empezará a entender la complejidad de la vida de su padre y las razones de su desaparición.
Con un fondo de intriga y una cadencia narrativa hipnótica, Manhattan Beach, primera novela de Jennifer Egan desde que ganó el Premio Pulitzer en 2011, inmortaliza de forma magistral el Nueva York vibrante de los años treinta y cuarenta. Y nos sorprende con una historia en la que, a través de los avatares de Dexter y Anna, nos conduce desde los clubs nocturnos de Manhattan hasta los antros del Bronx pasando por las mansiones de Long Island, un universo plagado de criminales, marineros, banqueros aristocráticos y sindicalistas.