Desde siglos atrás, los bárbaros norteños llamados kedois y los humanos han estado enfrentados entre sí. Si las armas permanecen aún en sus vainas, es debido al comercio de la virlekia, una hierba alucinógena considerada sagrada para los primeros, y una oportunidad de enriquecerse para los segundos. Pero el odio nunca se ha desvanecido, sólo ha estado esperando el momento de reaparecer con más fuerza. En el reino de los humanos, las tres familias de mercaderes dedicadas a la venta de la virlekia siempre han mantenido un pacto de no agresión, pero la mala gestión de algunos y la ambición de otros parece apuntar a que éste ha de romperse, amenazando con desencadenar una guerra entre ellas como nunca se había visto antes. Por otro lado, las blancas Llanuras de los kedois, en el norte, son sacudidas por un nuevo beligheri. Cada cuatro o cinco generaciones nace un enviado que el dios de los kedois utilizará como instrumento para comunicarse con ellos. Aunque Gérgema, el Bezhal del clan donde aparece el muchacho con el don de servir de catalizador a la deidad, sabe que es un momento único para todos los bárbaros que pueblan la tundra, decide realizar el ritual sin esperar a los demás clanes, sabiendo que infringe una norma milenaria que puede acarrear consecuencias desastrosas. Pero su chamán ha sido claro y conciso; un peligro sobrevuela las Llanuras y si no actúan rápido, nada sobrevivirá para ver el nuevo invierno. Una aventura de fantasía épica repleta de misterio en la que nadie es quien dice ser, donde los puñales se esconden tras sonrisas y la muerte acecha en cada esquina.