Andrés Velasco es un médico que desarrolla su actividad en la España barroca de Felipe III. Tras estudiar en Alcalá y en el monasterio jerónimo de Guadalupe, ejerce en Madrid como inspector de prostíbulos, cargo oficial y bien remunerado. Simultáneamente, gracias a su suegro, entabla amistad con los escritores que por esa época viven en la Corte: Cervantes, Lope de Vega, Ruiz de Alarcón y, sobre todo, Quevedo, a quien le une su común afición por la esgrima. Pero el tranquilo reinado de Felipe esconde un fondo de corrupción encabezado por el todopoderoso duque de Lerma, valido de Su Majestad. Andrés se ve involucrado en un plan para asesinarle, en el que participan sus amigos y algún pariente cercano. Por lealtad a ellos será protagonista en los sucesos, y, al fracasar el intento, se verá obligado a huir. Amparado por los influyentes monjes jerónimos, comenzará una fuga que le llevará, primero, a Lisboa y, más tarde, a las lejanas tierras de Nueva España.