Los preparativos de una fiesta para celebrar un centenario son el punto de partida de una trama que se articula en torno a los monólogos, desasosegados y vibrantes, de los cuatro protagonistas. Todos ellos se debaten entre los intereses familiares y la afirmación de la propia personalidad, entre el amor y el temor a la soledad, entre el deseo de venganza y la aceptación de la realidad; un soplo de secretos del pasado que iluminan el presente revelados con ecos de gran intensidad. Esta obra representa la culminación de la trilogía Los mercaderes, iniciada con Primera memoria –Premio Nadal– a la que siguió Los soldados lloran de noche Aunque comparte algunos personajes, se trata de una novela autónoma que nos descubre, de nuevo, el singular universo narrativo de Ana María Matute.