Bongo es un niño huérfano, ignorado y poco apreciado en la aldea en la que vive, y que solo tiene en el Herrero, quien lo acogió cuando era pequeño y quien le cuenta historias, la única figura amable en su vida. Un día llegan los soldados, y con ellos la guerra, que arrasa la aldea y separa a Bongo de su protector. Entonces conoce a Carnavalito, un ser maravilloso con traje de bufón y una armónica, que se decide a conducirle a una tierra donde hay paz y riqueza de sobra. Por el camino, ambos recogerán a más niños, animales, e incluso una pareja de jóvenes adultos. Ana María Matute pertenece a esa generación conocida como «Los niños de la guerra», pues vieron su infancia rota por el conflicto de la Guerra Civil. Escritora precoz, y que se prodigó en el cuento infantil, como este, tiene algunos temas muy recurrentes: la crueldad y dureza de la vida, la inocencia de los niños —a la cual amenaza el mundo de los adultos—, o la incomprensión del niño que se abona a su mundo imaginativo. Todos ellos se encuentran en Carnavalito, un delicioso cuento, triste pero esperanzador, en el cual es muy visible la huella de la infancia de la propia autora. Es un cuento breve, infantil, y la edición, con bonitas ilustraciones de Albert Asensio y generosos márgenes, es un presente fantástico para un niño que tenga —o quiera ganar— esa sensibilidad e inocencia que son el regalo de la edad. Pero la prosa de Ana María, tan preciosista y bien cuidada, hace que en última instancia todos seamos los receptores de esta pequeñita, tierna y bien urdida historia. (Carlos Cruz, 4 de mayo de 2015)
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