Al principio no me di cuenta de que era un hombre lobo. Mi olfato pierde mucho cuando estoy rodeada de grasa de motor y aceite usado y, además, no es muy habitual encontrar merodeando a un hombre lobo descarriado... Uno de los inconvenientes de regentar sola un garaje es dejar el trabajo y volver a retomarlo cada vez que suena el teléfono o aparece un cliente. Me pone de mal humor, lo que no resulta muy adecuado para tratar con los clientes.