La historia habla de cómo dos hermanos, Tom y Pat Bartlett, gemelos univitelinos, son seleccionados para embarcarse en el mayor viaje que ha proyectado al humanidad hasta ese momento. En realidad ellos no van a ser protagonistas de nada, son parte de un proyecto que busca gemelos telépatas para embarcarlos en la media docena de naves iónicas que se lanzaran a las estrellas en busca de planetas habitables, una vez que el Sistema Solar está ya suficientemente trillado. La premisa es que las comunicaciones vía radio serán inviables una vez las naves se hayan alejado lo suficiente de la tierra (esperar una respuesta cinco o seis años no anima a las conversaciones chispeantes). ¿Porqué no intentarlo entonces con telépatas? Algunos experimentos habían puesto de manifiesto que la telepatía es realmente instantánea, no depende de la distancia, así pues ¿qué mejor método de comunicación ya no solo con la Tierra, sino entre las propias naves? Heinlein no se limita a meter a un gemelo en la nave (Tom) y dejar al otro en Tierra, el proceso de elección es largo, enrevesado, accidentado y profundamente emotivo. A lo largo del viaje los tripulantes de la Lewis and Clark establecen los más variados vínculos entre ellos y los tripulantes de las otras naves (también se ha establecido un sistema de telépatas cruzados entre las naves para que la expedición no sea un rosario de cuentas desperdigadas) los efectos relativistas se muestran implacables y se producen curiosos efectos entre los gemelos
hace 5 años