Para los que somos conocedores y seguidores de la amplia y fértil trayectoria de Fernando Fernán-Gómez en sus facetas de intérprete y autor, tanto teatral como cinematográfico, resulta una más que grata sorpresa comprobar que también en el terreno de la narrativa acredita unas dotes más que sobradas. Prosa sobria y clara, al par que amena y fluida, es lo que cabe encontrar en esta novela, en la que Fernán-Gómez lleva al terreno de la ficción un bien documentado episodio histórico acaecido en la Florencia renacentista, el intento de asesinato de los miembros más destacados de la familia Médicis (Giuliano y Lorenzo) a manos de una siniestra alianza formada por su familia rival en la ciudad (los Pazzi) y las altas jerarquías vaticanas. Bebiendo en diversas fuentes históricas, Fernán-Gómez efectúa con esta novela un desarrollo en extenso de una historia que ya había pergeñado en formato dramático algunos años antes (la obra teatral que constituye su punto de arranque es mucho más breve), lo cual le permite dar más sustancia y contenido a los aspectos estrictamente criminales de la trama (eje vertebrador de la novela), en los que se extiende de forma más precisa, así como, muy especialmente, detenerse con mayor detalle en un aspecto que el texto teatral apenas llega a mencionar de soslayo, que es el de la historia de amor (frustrado y morigerante) de su protagonista, el padre dominico Stefano Maffei, por su amiga de la infancia, Claudia. Ambas facetas (la criminal y la amorosa) se despliegan de forma armoniosa y equilibrando, armando una trama sólida y que nos atrapa en su lectura gracias a un verbo sin florituras pero no exento de riqueza y atractivo.