Podría calificarse esta obra como una gran parodia de las inquietudes y problemas que afectan a nuestra era, pero también de las pequeñas esperanzas que podemos albergar en un mundo caótico y enloquecido. Con una enorme dosis de humor e inteligencia Mitchell recrea en estas páginas situaciones tan diversas como la huida de un miembro de una secta apocalíptica, autor de un atentado con gas sarín en el metro de Tokio; el regreso de una científica a su pequeña aldea irlandesa mientras reflexiona sobre la aplicación de sus investigaciones a la carrera armamentística; la historia de una mujer china que vive al pie de una montaña sagrada junto a un árbol que habla y ve pasar por delante de su vida diferentes regímenes políticos; los avatares de un grupo de falsificadores de obras maestras de un museo de San Petersburgo con el retrato de fondo de una Rusia desmembrada; el diálogo entre el locutor de un programa nocturno de radio en Estados Unidos y un ser incorpóreo de enorme inteligencia; un espíritu que viaja de cuerpo en cuerpo en Mongolia, o la huida hacia ninguna parte de un ejecutivo inglés que trabaja en Hong Kong. De Mongolia a Irlanda, de Hong Kong a Londres o de San Petersburgo a Estados Unidos, esta novela cruza el mundo de una punta a otra mientras va tejiendo una trama que enlaza a sus personajes, cruzando destinos y reflejando los modos de vivir característicos de nuestro tiempo.