Un escritor puede escoger infinitas historias, unas procedentes de su imaginación, otras a partir de la realidad más o menos ficcionada. El resultado son novelas. Cuando un autor reproduce los sucesos ocurridos en su persona y entorno, entonces no escribe una novela, sino una biografía, el resultado de una investigación o un ensayo. Nunca entenderé aquellos escritores que exhiben su intimidad familiar. Si tanto la valoran, ¿a qué viene convertirla en un producto de consumo? ¿Por qué pasan horas y horas elaborando textos para ser consumidos por cuantos más lectores mejor? Por otra parte, me pregunto: ¿qué les hace pensar que la vida -y muerte- de sus padres tiene un interés tan alto para otras personas? ¿No hay algo de soberbia y exhibicionismo en la decisión de escribir una "novela" sobre tu padre? Después resulta que algunas de estas obras son éxitos importantes, y ya uno no sabe lo que hay de literatura o de morbo. Me surge esta reflexión tras leer "El salto de papá", un trabajo pormenorizado sobre la investigación que un hijo hace a partir de la muerte de su padre. Hay contenido interesante sobre la Argentina de los 80, pongamos un 20%, y pinceladas de buena literatura, digamos otro 20%; la mayoría del texto sin embargo corresponde a entrevistas reales expuestas con un detalle innecesario. Si lo sé, no la leo, ahí el resumen final.
hace 5 años
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