En 1954, apenas unos meses antes del golpe de Estado que acabó con el breve gobierno democrático de Guatemala y cuyas causas están expuestas en esta novela, Miguel Ángel Asturias publicaba en Argentina El Papa Verde; la segunda entrega de la que luego sería llamada la Trilogía bananera. En esta obra, se había impuesto retratar los efectos del dominio de United Fruit Company —en las novelas la Tropical Platanera S.A.— tanto para Guatemala, reducida ya a una «república bananera», como para el mismo emporio frutero, que pugnaba por dirigir la política norteamericana en Centroamérica. Y todo ello girando sobre su turbulento protagonista, Geo Maker Thompson, el Papa Verde; un personaje cuya ambición, como en los héroes de la tragedias griegas, es el germen mismo de su desventurada existencia. Y si esta estampa que nos ofrece El Papa Verde resulta imprescindible para entender el drama social y político de América desde mediados del siglo pasado, tanto más lo es para comprender la evolución de la narrativa hispanoamericana por su prosa abigarrada y térmica, donde surge, tan de improviso como natural, el gran hallazgo literario de Miguel Ángel Asturias: el «realismo mágico», que le granjearía, en 1967, el Premio Nobel de Literatura.