Un libro impactante y duro, pero también pesado y lento. Respetando muchísimo la vivencia de Semprún,desde el punto de vista literario no me gustó. No lo recomiendo especialmente
hace 13 años
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Corre el año 1943. En un angosto vagón de mercancías precintado, ciento veinte deportados cruzan las tierras francesas camino del campo de concentración. Es un viaje claustrofóbico, vejatorio: los cuerpos hacinados caen de agotamiento, uno pierde la cuenta de los días que lleva allí, y ni siquiera sabe dónde ni cuándo acabará. Y, no obstante, a veces, una simple palabra que pronuncia un compañero despierta toda clase de recuerdos, apenas lo único que queda en esos momentos. Así, mediante saltos al pasado, pero también al futuro.
Un libro impactante y duro, pero también pesado y lento. Respetando muchísimo la vivencia de Semprún,desde el punto de vista literario no me gustó. No lo recomiendo especialmente
hace 13 años