Tras ser abandonados por su padre, Finn y su madre deciden empezar de nuevo. Remodelan la casa y acogen un huésped, un ser extraño y taciturno por quien la madre se siente cada vez más atraída. Un día llega a casa Linda, hija del padre de Finn —fruto de otra relación—, que ha sido víctima de malos tratos, y por la que el chico sentirá un gran afecto. Finn la cuida, la educa y la defiende de las burlas de los demás, pues su madre se muestra cada vez más distante. Con el paso del tiempo llega la posibilidad de adoptar a Linda, pero la madre de Finn no quiere hacerlo, este y su hermana deberán separarse para siempre. Un excelente retrato de la inocencia de la mirada de un niño que trata de hacer prevalecer la bondad por encima de todo.