Decía ser el centro de un imperio donde el sol siempre permanecía en lo más alto; pero solo era un villorro tan putrefacto como la hedionda Babilonia. Para más inri, los asesinatos de un demonio surgido del populoso barrio de Lavapiés se sumarán al crítico y corrupto reinado de Felipe IV. A tan sui géneris personaje le temblará el pulso al manejar el cuchillo de matarife, pero no al escribir mensajes crípticos en suave papel veneciano. El astuto dominico fray Diego y el alguacil Gonzalo, tan rápido con la espada como corto de entendimiento, recibirán un encargo crucial: desvelar la identidad del autor de unas misivas envueltas en azufre y estoraque. Del éxito de la misión dependen sus propias vidas. A través de personajes ficticios y de personalidades históricas, PEDRO HERRASTI nos traslada al Madrid de Felipe IV. De manera muy sutil, el autor recorre los corrales de comedias, los mentideros, los palacios y las iglesias de la vieja capital del reino, reparando en los tipos madrileños, los tejemanejes cortesanos y las tradiciones de la época. Para los menos avezados en materia histórica, es de agradecer el epílogo donde se explica qué sucedió realmente y qué es fruto de la imaginación de Herrasti. El lector de novelas de intriga quizá "eche en falta" un mayor grado de tensión, pero esta circunstancia no resta calidad al conjunto.
hace 9 años