Después de lo mucho que me gustaron “El zorro ártico” y “Navegantes del tiempo”, en especial el primero, para mí ver un libro de Sjón implica “lectura obligatoria”. Y esto me pasó con “El chico que nunca existió”.
En este caso me costaron los primeros capítulos, no me llamaba mucho la atención la temática y aunque el inicio es impactante, tampoco esperaba escenas sexuales tan explícitas. Pero una vez pasada esta primera fase su lectura me enganchó.
El autor nos traslada a Reikiavik, donde vive Máni Steinn, un chico de 16 años cuya única ocupación es deambular por las calles y observar todo lo que sucede a su alrededor, a la espera de algún encuentro, además de asistir a las proyecciones de cine mudo que tanto le apasionan. Pero estamos en 1918, año de grandes sucesos en Islandia, el Katla entra en erupción, una epidemia diezmará la población y el país se independizará. Y no es una época en la que estuvieran bien vistos los chicos como el protagonista…
No es una novela extensa, apenas 150 páginas divididas en capítulos cortos; está narrada en presente, con una prosa bella y concisa, leerla es una delicia. Me ha gustado, pero no tanto como “El zorro ártico”, creo que empecé a leer al autor por la mejor sus obras, pero sigo pensando que es un escritor excepcional, o al menos a mí me encanta, en concreto su particular manera de narrar. Por suerte aún me quedan dos de sus libros traducidos al castellano por leer.
hace 7 años
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