Con la concisión y agudeza que lo caracterizan, Carlo Frabetti vuelve a conducirnos por los senderos de la imaginación inteligente, la que convierte al libro en un espejo y a su autor en interlocutor de un diálogo fascinante. Para ello nos sitúa, en esta ocasión, en el espacio vegetal, virtual y orgánico de nuestros sueños: «El paraíso es un inmenso árbol, y el árbol es un jardín, y el jardín es una casa, y la casa es una biblioteca, un libro inmenso... Es el árbol de las elecciones que se ramifican, es decir, de la libertad». Con este libro culmina el viaje-diálogo iniciado en El Cuarto Purgatorio y proseguido en El Libro Infierno. Un viaje que cada lector hará suyo y seguramente prolongará mucho más allá de la última página.