Solo había leído de este reconocido autor su obra "Los renglones torcidos de Dios". Fue hace muchos años, en el instituto, porque lo mandaron leer y analizar en clase de lengua. Yo no tenía aún afición a la lectura y me parecía un tedio tener que leer en casa pudiendo hacer otras cosas que consideraba más divertidas. Sin embargo, recuerdo que me encantó, y llevaba tiempo queriendo echarle el guante a otra novela de Luca de Tena.
No sé por qué elegí esta en concreto, supongo que me toparía con alguna valoración positiva. Creo que no es de las más conocidas, pero no he quedado decepcionado en absoluto. No es tan profunda como la primera que he mencionado, incluso a priori se podría decir que el argumento es simple; no obstante, según se pasan las páginas el lector se da cuenta de que hay mucho más que correrías de adolescentes.
Narra las desventuras de Anastasio, un chico que llega a San Sebastián con 13 años, durante la Guerra Civil. Su madre ha quedado en Madrid y Anastasio tendrá que alojarse con sus tíos, que se muestran poco acogedores. Es muy introvertido, y se verá obligado a adaptarse a una nueva vida: amigos, colegio, primeros amoríos...
Aparece otro personaje, Enrique, el líder de la pandilla, seguido por todos a ciegas, impulsivo y soñador, despreocupado y violento.
Transcurrirán los años, veremos madurar a esos dos chicos dentro de su círculo cerrado de amigos, cómo se divierten o se empiezan a aproximar a las chicas. Observaremos las virtudes de Anastasio, quien poco a poco consigue vencer la timidez, y cómo Enrique se encamina por malos derroteros.
Resulta muy emotiva, hace revivir las sensaciones y reminiscencias de la adolescencia, los amores imposibles, los desengaños.
Echo de menos, como aficionado a la historia que soy, más datos, situaciones temporales intercaladas en la trama, especialmente en los años del conflicto. Se limita a mencionar que uno de los amigos se alista para ir a luchar, o a la alegría desbordante de la población cuando se enteran de que ha terminado la guerra. Seguro que podría haber plasmado las sensaciones de la gente en San Sebastián durante esos años: las discusiones y preferencias sobre el camino que tomaba la contienda, las noticias que se recibían, los cambios bajo la nueva autoridad...
Se lee con agilidad y el estilo es soberbio. Maneja las palabras, las metáforas y las hipérboles de forma que da el peso justo a cada frase, hace sentir a los chicos por muy superficiales que sean sus tempranas emociones.
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hace 10 años
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