La nueva novela de Salman Rushdie, uno de los hitos literarios del final de 2015, es una historia que desborda fabulación e imaginación a raudales. El carácter de cuentacuentos que despliega Rushdie aquí se manifiesta ya desde el título: los dos años, ocho meses y veintiocho noches son, exactamente, esas Mil y una noches donde Rushdie, al modo de Sherezade, hilvana diversas historias y personajes que se entrecruzan y se entrelazan entre ellos. La excusa, la «Era de la Extrañeza» que libera en el mundo los yinn —los genios de la mitología árabe— y deja sobrevolar lo fantástico sobre la Tierra y sus habitantes. Pero no se trata de una historia fantástica en sí misma, sino que Rushdie llama a la actualización de multitud de temas a través de los cuales ahondar en la reflexión humana. Por sus páginas desfilan personajes reales —pero fabulados— como Averroes, adalid del racionalismo y enfrentado a Algazel, su contrapartida mística, junto a aquellos imaginados que de repente ven que flotan sobre la tierra —y le separa tanto del suelo como de sus congéneres— o que de repente se ven jalonados por improbables superpoderes. Una fantasía delirante, en definitiva, pero que pone en liza todo el caudal analítico y reflexivo del autor escondido en esta —deliciosa— pátina fabulística. (Carlos Cruz, 17 de diciembre de 2015)
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