Felipe Arcalla se debate entre la vida y la muerte tras sufrir un atentado. En esa dimensión intermedia, el protagonista ve ante sí toda existencia y aborda el día a día con su mujer e hijos, su determinante amistad con Pablo Guijarro y la obsesiva relación con Micaela. Comprende entonces que muchas de las apariencias de su vida eran falsas y que los secretos y las mentiras determinaron una existencia que él creía controlar.