Es un libro que hace que te revuelvas intranquila en el sillón cuando lo lees. Plantea el dilema de si es posible mantener vínculos emocionales con alguien cuya ideología rechazas de manera casi visceral. Las dificultades para romper el cordón umbilical que nos une a nuestros familiares de sangre, principalmente los padres, pero también los hijos, se muestran en todo su dramatismo. Y creo que el conflicto se deriva de la culpa y la vergüenza: los crímenes de la madre pesan sobre la autora como una losa. Te duele leer cómo esa hija intenta recuperar a una madre que sólo se vive como fiel seguidora de Hitler.Una lectura dura
hace 10 años