«¿Se puede hacer algo en un mundo en el que contamos con grabaciones, con sonido e imágenes, con máquinas calculadoras más fiables que nunca, y todo ello se refuta con desfachatez? ¿Estamos adormilados, hipnotizados o simplemente idiotizados para creer más a los distorsionadores que a nuestros ojos y oídos, y aun que a la aritmética?», se pregunta el autor en uno de los textos incluidos en este libro. Y concluye su reflexión: «Si es así, rindámonos». Vivimos tiempos en los que no se puede soslayar el triunfo de las radicalidades, de las militancias de todo signo y de los bulos cotidianos; la célebre posverdad se impone a lo real y gran parte de los ciudadanos solo lee, oye o ve a los de su cuerda, atrincherados en la comodidad de un pensamiento coincidente. En estas circunstancias, Javier Marías es un outsider necesario. Con su estilo elegante, su exquisita educación y su gran sentido del humor, lleva a cabo en sus artículos algo infrecuente: matizar, razonar, dar mandobles a unos y a otros cuando lo considera conveniente, no ejercer banderías ni lo políticamente correcto. En medio del ruido global en el que estamos inmersos, las piezas de opinión recogidas en Cuando los tontos mandan resultan indispensables para formarnos una opinión personal sobre gran variedad de temas y para entender el mundo actual. Y confirman a Javier Marías como una de las voces más representativas y valoradas de la auténtica disidencia.