En la novela hay personajes e historias muy potentes que hubieran estado bien si el autor no se hubiera extendido con tantos datos, historias, reflexiones, mitología vasca, alargando innecesariamente escenas , diálogos… que no aportan nada a una trama que ya de por sí tiene muy poco hilo argumental y que paran el ritmo, ya bastante lento, y todo esto contado con un estilo denso,repetitivo y confuso. Me ha costado tanto llegar al final que no creo que siga con la trilogía .

Me ha impresionado la narrativa de este autor.

Buena narrativa, pero mal aprovechada. Desarrolla, más o menos fiel a una realidad, el primitivismo del vascón, pero en gran parte de la novela lo hace de manera poco trabajada. Al final, en esta primera parte de la trilogía cuenta sólo cuatro cosas, puerilmente relatadas algunas, que en ningún caso le hacen necesarias sus más de siete centenares de caras. Le sobra páginas.

Es habitual que en las novelas largas pueda haber páginas que cansen a algunos lectores, que no gusten, como puede ser ésta (1000 págs.), lo cual me ha sucedido a mí en algunos momentos, (el segundo bloque de págs. de la leyenda, no influye en el seguimiento de la trama e, incluso, se puede prescindir de él; el primero sí influye), pero que, no obstantente, he leído con atención para no perder el hilo de la novela, situada a finales del siglo XIX y comienzos del XX, centrada principalmente en Ella, "el Mal", -como dice D. Manuel, un vasco conservador del "Principio"-, para hacerse con el poder, frente al fanatismo de la Marquesa con la doctrina de Sabino Arana, o cómo reaccionarán sus hijos a medida que van creciendo, no tienen desperdicio. En su conjunto, por narración y por trama, es una novela muy buena, si bien cansa un poco por la repetición y extensión de algunas situaciones: el tema de la huelga demasiado largo y la caza de llamas muy repetida.

Monumental fresco de Euskadi, muestra el conservadurismo de una sociedad vasca ultracatolica, frente al auge del socialismo.