Quisquillosa, malhumorada, terriblemente solitaria. Missy Carmichael tiene una vida sin demasiados cambios ni emociones. Ya casi nunca habla con su hija, y su hijo y su único nieto viven en Australia, en las antípodas del mundo. Sabe que quizá su comportamiento tiene mucho que ver con su soledad, pero cambiar puede ser tan difícil a veces. Un encuentro casual en el parque con dos mujeres muy diferentes entre sí y un enérgico perro le brindarán la oportunidad de adentrarse en un mundo nuevo donde hay un lugar para la esperanza. La segunda vida de Missy es un homenaje a la amistad, la familia y el poder del perdón, a todo aquello que convierte lo ordinario en extraordinario.