La casa en que nació, en Marruecos, tenía tres habitaciones: una la ocupaba su padre; otra, su hermano mayor; y, en la tercera, Abdelá dormía con su madre, sus seis hermanas y su hermano Mustafá. Un madriguera familiar cálida y sensual. Los niños conocen de cerca el amor de sus padres. Pero el pudor les impide hablar de ello.