La edición que he leído es la de Planeta, de Martin Riquer, ilustrada por Dalí, muy cuidada y de gran calidad. Leí por primera vez El Quijote en la adolescencia, en el instituto. Debo decir que las sensaciones de mi lectura actual, con 55 años, no tienen nada que ver. Si entonces me pareció una obra pesada, difícil de leer, incluso por momentos aburrida, la lectura actual me ha fascinado. El personaje de Don Quijote, aparte de sus divertidas locuras, cunado no está influenciado por las lecturas de los libros de caballería, es el ser más cuerdo del planeta. Sus dichos, aforismos, sentencias y locuciones encierran un saber de la vida y unos consejos vitales que superan incluso a los de lo mejores filósofos. Y un tanto ocurre con Sancho, que a pesar de que en sus diálogos abusa de los refranes, es un personaje tan humilde y dócil que nos da lecciones de vida. Sin ánimo de ofender a los más jóvenes, la vida se ve diferente con 55 que con 15 años. Creo que El Quijote, escrito por Cervantes en su madurez, no está concebido como obra para niños, al menos en su versión original; pero leído en la plenitud de la vida, se goza con mayor satisfacción. Un clásico ineludible y, posiblemente, entre las cinco mejores obras de la literatura universal.
hace 4 años
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