Una historia que conmueve y no aburre en absoluto: sin repeticiones y con una estructura muy cohesionada. Para anda es lenta y nada pesada. Cualquier lector con criterio lo recomendaría.

Una historia muy dura de privaciones y maltrato pero contada tan mal que no solo no conmueve sino que aburre: Es muy repetitiva, no hay estructura ni cohesión , es lenta…Y las últimas partes que son como una crónica de cómo gestó el libro o vuelta a repetir lo dicho son pesadísimas…No sé cómo le termine. No le recomiendo !

Miguel Ángel Oeste pasa a formar parte de esa generación de excelentes narradores en la, que se encuentran Pedro Simón y Jesús, Carrasco, entre otros. Su novela es atípica, salvaje, sublime, única, extraordinaria. Elabora un relato conmovedor, emotivo, vibrante, lleno de giros literarios. Sus páginas se beben de un tiron y conforme ese líquido abrasivo circula por tu garganta sientes que vapulea la gastada sensibilidad de la conciencia. Una obra de arte del escritor malagueño.

Algo repetitivo en su relato. Novela dura para los sentimientos del lector.

Un libro contundente que trata un tema tabú como es la violencia intrafamiliar contra los menores de edad. Además de la valentía del autor en narrar su trauma particular, habría que ver el problema también desde una perspectiva general, advirtiendo el peligro potencial que supone para los niños estar a disposición de unos padres que, como demuestra la novela, pueden distar mucho de ser modélicos. El caso de este relato es extremo, pero habrá multitud de relaciones que sean simplemente insatisfactorias a las que uno queda atado de por vida debido a unos lazos familiares no elegidos.

Libro durísimo sobre uns padres maltratadores, sobre todo él, borrachos y drogadictos, a los que odia hasta el final el autor, queriendo entrever, sin lograrlo, un atisbo de comprensión hacia ellos.