“Donde quiera que vayan mis ojos, tierra adentro, no hay límite para el fuego devorador. Desde mis principios no hago sino acostumbrarme al incendio que me precedió y permanecerá vivo en la tierra cuando yo ya no esté aquí”. Así comienza Un sepulcro en el cielo, novela construida como recreación poética de la vida del Greco en sus diversos escenarios: Creta, Venecia, Roma, El Escorial y, sobre todo, Toledo. En ella, el artista se dirige a la mujer amada, Jerónima, descubriendo su rico mundo interior y su percepción de una realidad compartida con personajes como Cervantes, Quevedo, Ticiano o el Veronés. Bajo la evocación de la vida del Greco, la novela sorprende con un tenso acercamiento a las grandes cuestiones de la existencia, como el arte, la religión y la muerte, o el sentido del hombre en el mundo. El resultado es una gran novela, introspectiva pero vibrante, sobre el Hombre y la permanente nostalgia que lo traspasa. Un sepulcro en el cielo nos sumerge de lleno, a través de un estilo tan cuidado como poético, en el siglo XVI español, una época considerada por el autor como aquella en la que el espíritu humano alcanzó su más alta cota.