9 de noviembre de 1938. Después del asesinato en París del consejero de embajada von Rath, Goebbels desencadena en toda Alemania, a título de «represalia» la tristemente celebre Noche de cristal: el incendio de las sinagogas, el saqueo de las casas judías... Algunos meses más tarde, en respuesta a las protestas que se elevan del mundo entero, pero sobre todo por razones de propaganda exterior, Aldolf Hitler autoriza a los judíos que lo deseen a abandonar Alemania. 13 de mayo de 1939. En Hamburgo, el S.S. Saint-Louis, paquebote enarbolando pabellón nazi, libera las amarras. A bordo viajan 937 pasajeros, de los cuales 550 son mujeres y niños. Todos son judíos alemanes. Todos llevan consigo sus visados. Destino: La Habana. Es en Cuba donde los exiliados esperan residir, mientras se les concede el derecho de entrada en los Estados Unidos. El 23 de mayo, mientras el barco está a punto de penetrar en aguas territoriales cubanas, Gustave Schroeder, capitán del buque, recibe un cable expedido por el Gobierno de La Habana: «Fondeo en rada - Alto - No intenten acercarse al puerto.» El cable ordena también que se devuelva la carga a Hamburgo. Schroeder es consciente del destino trágico que espera a sus pasajeros si regresan a Alemania… Basándose en documentos originales y en la confianza de los supervivientes, Gilbert Sinoué describe la increíble epopeya real de unos viajeros que fueron rechazados por todos los gobiernos del mundo libre.