Roma, siglo II. La Iglesia cristiana sigue siendo perseguida, y además en su seno asoman ya las primeras divisiones. Calixto, antiguo esclavo de un patricio romano, está a punto de convertirse en papa; un destino que nadie habría podido predecir, ni los legionarios que lo vendieron a Roma como esclavo, ni el poderoso senador que lo asesoró, ni la concubina del emperador, Marcia, a quien le une una pasión desmesurada.