Más de cuarenta años después del desembarco aliado en Francia durante la Segunda Guerra Mundial, las playas normandas son un paisaje redundante, su propio espejismo. Las mismas playas y acantilados de hierro y plomo para los que lo vivieron, y un destartalado parque de atracciones para Daniel, un crío de once años atrapado entre los ritos de paso de su edad y la indiferencia de los adultos. Alrededor, como un cónclave de fantasmas invocados por sus propias cuentas pendientes, otros personajes arrastran sus deudas. Con ecos de La noche del cazador, Moonfleet o La isla del tesoro, Playa Omaha recorre los escenarios de Normandía y nos enfrenta al trampantojo de la tramoya militar expuesta a curiosos y visionarios. Sus personajes viven atrapados en el chisporroteo de las radios que narraban la contienda. Y en su densa cotidianeidad se suceden la desaparición de una joven, una amistad más allá de la vida entre botellas de Calvados y bolas de golf trocadas en hongos. Las armas del pasado recargadas por ese delicado equilibrio entre destino y azar que, como siempre, termina resolviendo las pequeñas tragedias y borrándolas como la marea los dibujos sobre la arena de la playa. Premio Internacional Diario de Jaén de novela corta 2015.