Umberto Pasti tenía cuarenta años cuando inició la aventura que narra en este libro, pero nada lo había preparado para lo que iba a ocurrirle a partir del día en que, tras una larga caminata por los alrededores de Rohuna—un pueblecito remoto en la costa atlántica del norte de Marruecos—, se durmió bajo una higuera: al despertar supo que se encontraba en el lugar donde establecer su soñado jardín de especies en peligro de extinción. Rohuna era un lugar extremo e inhóspito, casi inaccesible, sin agua y sin luz, pero también un paraje único y solemne como el mismísimo Edén. Sólo el tesón y la esforzada labor de un jardinero podían completar la titánica empresa. Al cabo de los años el paraíso fue haciéndose realidad pese a las múltiples dificultades, y Rohuna sigue siendo hoy el lugar único e irremplazable donde aquel forastero, el nazrani, reconoció su hogar y a su familia.