Otoño es la primera parte de una tetralogía estacional, sublíme si ya todos los volúmenes empiezan como ha empezado este. Es una oda a la prosa poética, una oda a la amistad, al amor desinteresado y al arte, el cine, la literatura. Tiene un montón de maravillosas referencias literarias a Shakespeare, Huxley, Keats, a artistas del nivel de Pauline Boty feminista y fundadora del movimiento de Arte pop británico y la única pintora británica que hubo en ese movimiento, tiene un montón de magia esta historia, ternura, pasión, dulzura y todo ello con dos protagonistas tan especiales y tan prometedores que son para quitarse el sombrero de lo mucho que me han hecho sentir al leer esta novela tan increíble. Entre estos dos protagonistas tan carismáticos tenemos a Elizabeth, dura, fuerte, sensible y con un alma pura y mucha mucha personalidad y determinación, por otro lado está Daniel, el que es su vecino desde que ella era niña, un sabio anciano con una vida muy interesante llena de anécdotas y con el que ha establado una amistad de esas que mueven fronteras e imperios. Se complementan, se respetan, se cuidan, en resumen, una amistad de las que no pertenecen a este mundo tan irreal y poco auténtico. Esta historia es sumamente especial, por supuesto, no todos ni todas sabrán apreciarla por desgracia, pero es lo que les pasa a las historias diferentes, cuesta entenderlas si esperamos que tengan un ritmo trepidante y veinte mil giros surrealistas a cantidades deshorbitantes y mal escritas, pero esta historia tiene algo mejor, tiene un encanto especial, el cual te hará sonreír y suspirar a partes iguales.
hace 3 años