Resumen

El descubrimiento del doctor Ezawa entroncaba con las más ancestrales creencias vudú que persistían aún en los pantanos de Louisiana, puesto que recurría a inyectar cadáveres con el polvo recogido de antiguas tumbas de esclavos. Pero su descubrimiento tenía una base científica, puesto que era el desarrollo de una bacteria lo que revivía a los muertos y los convertía en seres de vida efímera y resplandecientes ojos verdes, cuyo llameante fulgor anunciaba siempre la proximidad de su fin.