Lo que me fascina de Pamuk es su originalidad a la hora de narrar. En esta novela, mezcla de policial, historia de amor, intriga política y metaficción, el narrador de la historia, Orhan, nos cuenta en retrospectiva la historia de su amigo Ka. Somos conscientes permanentemente de que se están narrando hechos cuyo desenlace el narrador conoce, y a veces hasta nos adelanta, y entonces no es tanto el "qué pasó" sino el "cómo pudo pasar" lo que sostiene la atención del lector. Un libro que gira en torno a un libro de poesías sin presentar ni una de ellas, y a la vez está tan atravesado por la poesía que la prosa nos remite permanentemente a ella, sobre todo en las hermosas descripciones de los paisajes nevados de Kars.
También están magistralmente presentados los muchos conflictos raciales, étnicos y políticos que atraviesan la sociedad turca: kurdos vs turcos, islamicistas vs laicos, los jóvenes turcos y la presencia del polémico Ataturk como una especie de padre aterrador de la patria. Lo que más me llamó la atención fue cómo se presenta la cuestión del genocidio armenio: permanentemente se hace referencia a mansiones derruidas cuyos dueños eran armenios, los palcos que solían ocupar los armenios en el teatro. En fin, presencias que denotan la ausencia, ruinas que hablan de un horror que todos conocen, pero todos callan. El silencio, como la nieve, encubre.
hace 8 años
18
0