«Un día comprenderás. El frigorífico de las tías y todo eso. Las que acumulan Diet Coke, las que coleccionan zumos de naranja hipervitaminados. Comprenderás las cremas depilatorias, los cuartos de baño con o sin bañera, el suero fisiológico para las lentillas de contacto, el hilo blanco o azul que asoma varios días por mes, el tampón, y las compresas, las compresas sin tampón al final y al principio de las reglas. Y el frigorífico de las tías, la manera que tienen de ordenarlo en siete familias distintas, nunca, nunca, oye, en seis años de vida común, he visto la mantequilla al lado de una cerveza abierta o de una mermelada echada a perder en un frigorífico. Te lo digo, Henry, en el frigorífico de una tía la dejadez no existe.»