Alanis, con sus ojos azul celeste, era con mucho el tesoro más exquisito jamás reclamado por el malvado pirata conocido como la Víbora, pero sus motivos se volvieron más profundos que su promesa de raptar a la enérgica heredera de Yorkshire. Controlar las aguas del Caribe era el medio para conseguir su objetivo: reclamar su patrimonio… y su deuda de sangre contra quienes lo habían traicionado.