De Ramón de Mesonero Romanos (1803-1882) pudiera decirse que fue, además de periodista y escritor de éxito, un madrileño profesional. No sólo por su obra literaria e histórica dedicada en buena parte a Madrid, sino también por su aportación política y económica, como concejal reformista, a la villa y corte. Estas Memorias de un setentón, natural y vecino de Madrid no sólo rescatan para nosotros el cuadro impresionista de una España desgarrada por la guerra de Independencia de 1808, la vuelta a las cadenas del absolutismo en 1814, la revolución liberal de 1820 y el trienio constitucional, la invasión de los "Cien mil hijos de San Luis" y los últimos días del régimen constitucional en Cádiz, sino que nos sumergen en la vida galante de Madrid y en la "revolución literaria" que significó la eclosión del romanticismo. Mesonero cierra hacia 1849 estas memorias en que ha procurado bosquejar, nos dice, "las diversas fases que en este largo período ha ofrecido nuestra sociedad bajo los distintos aspectos histórico-político, literario y progresivo, y a los cuales me tocó concurrir, ya como simple espectador, ya como partícipe de su acción y movimiento".