En Los trovadores, como en Shiké y El Sarraceno, Robert Shea despliega un amplísimo mundo en continua transformación y habitado por personajes de una riqueza y atractivo muy singulares. El escenario es en este caso el convulso reinado de Luis IX, y el protagonista, Roland, un caballero que bascula entre las armas y las letras durante la séptima cruzada (1248-1254), en la que el propio rey francés encabezó el intento de conquistar Egipto. Escindido en el amor por dos mujeres muy distintas, ambas aparentemente inaccesibles, y perseguido por un caballero dispuesto a matarlo, Roland emprende un camino de destino incierto en el que el lector se tropezará con personajes ya conocidos en El Sarraceno.